México no logra reducir su alta tasa de embarazos adolescentes

México ocupa el primer lugar de embarazo adolescente en América Latina. Según el Fondo de Población de Naciones Unidas la tasa de embarazo adolescente en la región, entre 2006 y 2015, fue de 64 nacimientos por mil mujeres entre los 15 y 19 años. Mientras que en México esta tasa se elevó hasta los 83 nacimientos por cada mil mujeres entre los 15 y 19 años, en ese mismo periodo.

Ante esta grabe situación el Gobierno desarrolló para 2015-2030 una Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo adolescente. Con dos objetivos claros: 1) Reducir a la mitad la tasa de fecundidad adolescente y 2) prevenir completamente el embarazo de niñas menores de 14 años.

Tras tres años en los que está en vigor dicha estrategia, los embarazos adolescentes no se han reducido y el Estado no ha sido capaz de garantizar a las mujeres más vulnerables sus derechos sexuales y reproductivos.

Las políticas públicas puestas en marcha no están funcionando, a continuación exponemos algunas de las causas que están impidiendo lograr los objetivos propuestos inicialmente.

En relación a las medidas impulsadas por el Estado para revertir la situación del embarazo adolescente, principalmente se han basado en dos estrategias como son: el abastecimiento de métodos anticonceptivos y promover, entre la población adolescente, la educación sexual. Medidas claramente insuficientes que no están ofreciendo resultados significativos en los objetivos propuestos.

Entre las causas de la falta de efectividad de las medidas puestas en marcha por la Estrategia Nacional de Prevención destacamos:

•    Las barreras culturales aún existentes que impiden desligar la sexualidad de la reproducción. Si bien es cierto que en muchas ocasiones la juventud recibe educación sexual en la escuela, no está garantizada la calidad de esta información. Por lo que la formación del alumnado dependerá mucho de los conocimientos y creencias de los o las educadoras.

En muchas ocasiones se traslada una idea de la sexualidad como algo pecaminoso, peligroso, muy alejado de la realidad de los y las jóvenes. En lugar de hablar del sexo y de la sexualidad desde el placer y la responsabilidad.

•    Políticas públicas que incidan en desmontar la creencia de la maternidad como único rol valorado socialmente al que debe aspirar una mujer. Este es un obstáculo que impide a las jóvenes percibirse fuera de ese rol de madre y por tanto prevenir y reducir el embarazo adolescente.

•    En relación a la anticoncepción, el abastecimiento de métodos anticonceptivos no es suficiente, ya que no se garantiza un trato amigable y respetuoso por parte del personal de salud que los dispensa. En muchas ocasiones las jóvenes se sienten juzgadas y mal tratadas. Por lo que es fundamental la sensibilización y formación del personal que está atendiendo en los centros amigables.   

•    En el caso de los embarazos en menores de 14 años, en muchas ocasiones fruto de la violencia sexual. No se está garantizando el acceso de estas niñas a la Norma 046. Lo que las permitiría acceder a un aborto legal. Los obstáculos que deben enfrentar vulneran sus derechos humanos obligándolas a continuar con un embarazo contra su voluntad.

La prevención del embarazo adolescente es una responsabilidad del Estado, que debe garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. La dejadez, la falta de políticas publicas efectivas, con recursos y medios necesarios para ello, tiene consecuencias directas  negativas en el proyecto de vida y en la salud de las mujeres y niñas. 

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